Esta noche, que he tenido que volver a traerme
trabajo a casa, me he sentido por un instante como muchos de nuestros
políticos.
En la elaboración de un informe que me trae frita y
llegando ya al final del año, ando buscando las palabras adecuadas que cumplan
una doble función: primero destacar el trabajo realizado y segundo que permitan
la continuidad del proyecto durante otro año más.
Esto estaría bien si no fuera porque al final
terminan apareciendo términos que aunque suenen muy técnicos, nadie entiende o
metas que ya de por sí son inalcanzables.
Definitivamente, y obligada por las circunstancias,
terminaré un informe en el que, al igual que en los programas electorales, aparecerán
muchos objetivos que nunca se cumplirán.
Y aunque me lo llevan diciendo mucho tiempo, ahora
me doy cuenta de que el papel lo aguanta todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario