lunes, 26 de noviembre de 2012

LA RECETA FAMILIAR DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN


Ayer tocaron migas.
Es la temporada perfecta. Campito, chimenea, brasas para sardinas y buena compañía.
Creo que mi madre, que es más de acción que de dar explicaciones, intenta trasmitir esas recetas familiares que no están escritas pero que pasan de generación en generación. Digo creo, porque aunque no lo dice explícitamente, la sutileza nunca fue lo suyo.
Yo, hace un par de años, y a la vista de que esto pudiera ocurrir, le regalé un libro en blanco para que fuera anotando en él todas esas recetas. El libro sigue en blanco y creo que prefiere escribirlo en mi cerebro.
Esto de la cocina se suele aprender más con la práctica que con otra cosa, y como yo, la verdad, lo practico poco, tendré que ir tomando nota por si algún día se lo tengo que enseñar a alguien.
De todas formas, en esta receta, puse mucha atención a detalles como la cantidad de agua que hay que echarles, el tiempo de reposo, la cantidad de aceite, los complementos del tipo chorizo, tocino, pimientos, ajos, etc… Y luego practiqué el toque personal en el remover continuo que lleva este plato en su elaboración. Y no es por echarme flores, pero con la debida supervisión, me quedaron muy ricas. Ahora entiendo que hay detalles muy difíciles de plasmar por escrito, como por ejemplo: “el golpe de muñeca, cucharón en mano, para darle vueltas a tanto condumio”
El próximo fin de semana que vaya, creo que va a tocar Caldereta, pues después de comer me anduvo haciendo comentarios sobre lo buena que le salía a mi abuela y lo bien que le sale a ella, que todo el mundo se lo dice.
Estoy pensando que debería abrir una nueva etiqueta y llamarla Recuperación de recetas, Comida tradicional o algo así. Le daré un par de vueltas más al asunto, como a las migas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario