Creo que los preparativos previos siempre son importantes y valgan para demostrar mi creencia los siguientes ejemplos.
No hay nada como preparar una buena bebida, seleccionar
un cómodo sillón, conectar la lámpara de lectura, encender el brasero y contar
con toda la tarde por delante para devorar un libro. O elegir un atrayente
sofá, preparar un exquisito avituallamiento, conseguir la temperatura adecuada
y la iluminación precisa y disfrutar de una película.
En definitiva, sólo es leer un libro o ver una peli,
aunque no es lo mismo. Un, “aquí te pillo, aquí te mato”, puede estar bien,
pero unos buenos preliminares lo mejoran todo.
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