Esta tarde, al hacer uso de un mechero, de los
eléctricos, se me ha desmontado en la mano. No era un mechero al que le tuviera
un especial cariño, pero dos motivos me han llevado a intentar arreglarlo. El primero
que intento arreglar todo aquello, que estropeado o defectuoso, cae en mis
manos; y el segundo, que tras un largo, ajetreado y cabreante día de trabajo,
esa podía resultar una tarea relajante para mí.
Al presionar una de las piezas en el intento de volver
a encajarla en su sitio, se ha resbalado dejando mi dedo en contacto con una
pieza metálica que me ha soltado una pequeña descarga. No era como para
electrocutarme, pero me ha asustado y todo ha vuelto a salir disparado.
He vuelto a la tarea muerta de risa, no sólo por lo
ridículo de la situación, sino porque me ha hecho recordar otra situación en la
que intentando arreglar un cable telefónico que estaba ya para sustituirse,
recibí otra descarga eléctrica, pero de más potencia. Esta vez fue en la
lengua, porque mi madre realizó una llamada desde la tienda a mi casa, justo en
el momento en el que yo, que no tenía las herramientas adecuadas a mano, pelaba
el cable con los dientes.
Mi principal problema en el arreglo de las cosas es
que me resisto al concepto de usar y tirar, y al igual que en tiempos hacía mi
abuelo, pienso que todo debe durar eternamente, y que cuando algo se estropea, hay
que arreglarlo, aunque eso suponga la sustitución de alguna de sus piezas.
En esas andaba cuando me ha entrado un correo del trabajo
haciendo referencia a la LOMCE. Una compañera me enviaba las fechas de implantación
de esta ley para cada uno de los distintos niveles educativos. En esto no ha
habido ni siquiera el intento de arreglos parciales. Directamente se ha tirado
la ley vieja (que no lo era tanto) y han sacado una nueva. Comparando esas
fechas con las de las próximas elecciones y teniendo en cuenta el funcionamiento
político de este país, me he dado la sensación de que al final se ha publicado
otra cosa de usar y tirar.
Al menos y de este golpe, el mechero se ha salvado.
Al menos y de este golpe, el mechero se ha salvado.
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