sábado, 9 de noviembre de 2013

LLEGUÉ TARDE, OTRA VEZ.

Antes, sólo me reñía el Alcalde por no leer el periódico. Entonces trabajaba en un Ayuntamiento y debía estar al tanto de todas las noticias en las que aparecía la Escuela Taller que yo dirigía. Leerlo era una labor que, normalmente, no realizaba debido a la variedad de comienzos del día que se nos planteaban en cada jornada. Cuando aparecíamos en portada, solía enterarme porque el Alcalde me llamaba dando gritos a las 8:00 de la mañana, cuando no había tenido tiempo, ni siquiera, de entrar en el despacho.
Sigo intentando hacerlo a primera hora de la mañana, pero tampoco es una tarea que me resulte fácil y no consigo hacerlo más de una vez por semana. Ahora, la diferencia, es que me riñe más gente: los miembros de mi equipo de trabajo, el Secretario General de la Consejería para la que trabajamos, mis amigos y por último mi madre hace un par de días.
Tienen toda la razón. El miércoles, el Hoy publicaba el fallecimiento de un hombre en una céntrica calle de mi localidad. Era un íntimo y muy querido amigo de mi familia.
Mis obligaciones laborales mantuvieron mi teléfono desconectado todo el día y mi falta de costumbre de leer el periódico aumentaba mi desconexión con el mundo.
Cuando me enteré del suceso, apenas tuve tiempo de salir corriendo para llegar al entierro. Todo el mundo me echó en falta en el tanatorio y en los momentos críticos en los que hay que estar junto a los familiares. Yo no podía más que sentirme culpable, y recordar. Recordaba la dedicación que ofreció a mis abuelos, la ayuda que desinteresadamente me dio en mis comienzo con las nuevas tecnologías, el tiempo de juego con su hija pequeña, que ahora ahogaba su llanto sobre el hombro de su madre y tantas otras situaciones en las que él estuvo ahí, donde consideraba que debía estar.
Todo ha sido prematuro, sin aviso previo y con premura. Esta vez el periódico fue más rápido que las llamadas, que los mensajes, que los correos. Pero daba igual, yo como siempre llegando tarde.

1 comentario:

  1. Desconectada? no. Estabas cumpliendo al dociento por ciento con tus muchas obligaciones. Queda mucho tiempo para dedicar a su familia que seguro ahora te necesitarán mas que ese dia.Moraleja:no todo en esta vida es trabajar, hay que dosificar el tiempo y asi lo demas se daran cuenta que se necesita mas personal y hay que reducir las actividades.

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