miércoles, 30 de enero de 2013

PUBLICIDAD ¿DE QUÉ?


Ayer, ya de noche, al montarme en el coche y mirar por el espejo retrovisor, observo una nota pegada en el cristal.
Susto al canto. Ya está, me han dado un golpe y me han dejado una nota con un número de teléfono para que me ponga en contacto con quien sea.
Bajo la ventanilla, recojo el papel y se me queda cara de idiota cuando lo leo.



















Miro a ambos lados y espero encontrar a alguien que se esté descojonando de la risa al ver mi cara, pero no hay nadie.
Vuelvo a leer el mensaje y con la poca luz con la que contaba, me cuesta una tercera lectura darme cuenta de que es letra impresa y que viene acompañada de un logotipo publicitario muy pequeñito dibujado en la parte inferior y que yo he decidido borrar por aquello de no hacer publicidad gratuita a nadie.
En ese momento me acuerdo de la santa familia del iluminado que tuvo la feliz idea de lanzar semejante campaña publicitaria que me ha pegado un susto de órdago, pues el coche que llevaba no es de mi propiedad.
Hoy, saliendo de la misma ciudad escucho en la radio el mismo anuncio, pero con una voz femenina, sensual e insinuante que invitaba a cualquier cosa menos a comprar el producto.
Originalidad y creatividad, sí, pero con orden, porque con campañas así, ya no sabe una ni lo que le están vendiendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario