Día internacional de la
mujer, y en relación a él, necesito escribir sobre un tema que me produce algo
más que indignación, rabia e impotencia.
Anoche, durante el trascurso
de nuestro paseo diario, me comentaba una amiga el caso de una chica conocida
de ambas. Tiene 22 años y tres niños. Tres partos por cesárea y un marido que se
niega a que su mujer pase por ningún proceso de esterilización. Aunque eso sí,
le ha prometido que hasta que el pequeño, nacido hace poco, no cumpla los diez u
once años no van a ir a por otro. Las palizas son frecuentes y el tiempo que ella
pasa en casa de sus padres después de cada maltrato, es el justo para recuperarse,
pues como buena mujer de su casa, tiene muy claro que su lugar está junto a él,
que en definitiva es el padre de sus hijos. Por supuesto, todo bien aderezado con
una conveniente amenaza de matarla a ella, a los niños y a toda su familia en el
caso de intento de abandono o de denuncia a la policía, que por cierto, ya es
conocedora de la situación.
Inevitablemente me surge
una pregunta ¿Cuándo dicen que es el día de esta chica? Porque lamentablemente,
no creo que hoy, haya celebrado nada. Ni siquiera creo que supiera que se celebraba
algo, aunque supongo que ella lo celebrará a su manera, cada vez que consigue sobrevivir
a las palizas de su marido para volver a sus brazos una y otra vez, hasta que esos
mismos brazos le roben un día hasta su último aliento.
¿Dónde se denuncian este
tipo de cosas?
¿Dónde la puedo denunciar a
ella por no darse a sí misma el valor que tiene?
¿Cómo se cambia una
mentalidad a favor de unos derechos conseguidos por la incesante lucha y
sacrificio de muchas mujeres a lo largo de los años?
¿Por qué después de tantos
años dando pequeños pasos hacia delante, ahora parece que demos pasos de
gigante hacia atrás?
¿Dónde nos estamos
equivocando? Porque lo que sí es obvio, es que nos estamos equivocando, y yo lo
veo claro, sobre todo, cuando veo a niñas que acaban de entrar en la
adolescencia y ya están sometidas al control y la voluntad de los que ellas
mismas consideran “sus machos”, “sus hombres”.
Cuando comenzaron a
impartirse los módulos obligatorios de “igualdad de género” siempre destacaba
un comentario: estos cambios son
generacionales y por tanto lentos.
Ahora esa frase me da
miedo, porque la generación que viene detrás es la que veo que se mueve con mayor
rapidez hacia el retroceso y la que por cada paso que se ha dado hacia delante
da dos pasos hacia atrás.
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