Día internacional de la mujer.
Conmemoración de la lucha de la mujer por conseguir la igualdad.
Me temo, que como todo en esta vida, esto, que en su momento tenía su razón de ser, hoy por hoy, ha perdido gran parte, no de su sentido, sino de su esencia, como todo aquello donde la política mete sus manos.
Cada una que lo celebre como quiera. Yo trabajaré como un viernes más y haré mi particular aportación donde considero que debo hacerla, que como suele ser habitual en mí, no coincidirá con la mayoría.
¿Feminista? no especialmente. No me gusta la discriminación, pero de ningún tipo, ni siquiera esa que llaman discriminación positiva por muy de color morado que la quieran pintar.
Me resulta gracioso, aunque sólo a veces, descubrir que algunos de los que nos consideran a las mujeres como iguales, e incluso más inteligentes que los hombres, no dudan en calificarnos como putas o similares cuando laboral, económica o socialmente destacamos más que ellos. Normalmente rezuman odio por los cuatro costados y desdicen sus propias palabras entre burradas y perogrulladas. A partir de ahí, lo de la igualdad ya no es un tema para tomarse a la ligera, pues les da donde más les duele, que muy al contrario de lo que se pueda pensar, no es otro sitio que el orgullo.
Y yo me alegro, sobre todo porque ahí, cuando ellos le restan ligereza, inevitablemente le suman importancia.
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