Al mirar hacia arriba, desde el octavo piso, sólo
podía divisar terrazas, tejados y muchas antenas de televisión destinadas a
amenizar los ratos de ocio en los hogares.
Seguía lloviendo, sin embargo pude observar cómo las
nubes pasaban muy deprisa. No pude más que mirarlas y mirarlas sin perder esa
perspectiva durante más de quince minutos.
Después de ese tiempo recordé el motivo de sus
prisas, tenían que dejar paso al sol, pues ya es primavera y además Semana
Santa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario