El jueves día 8 se presentó en el CPR de Cáceres el
libro “Mi abuela y el mar”, un libro de poesía infantil, y no tan infantil.
Hubo elogios y agradecimientos por parte del CPR
(Ana Nebrera), por parte de la Editora Regional de Extremadura (Rosa Lencero) y
por parte de un compañero de batalla de la autora y de la ilustradora (Javier
Ridruejo).
Algunos fueron anecdóticos y otros muy emotivos que
nos fueron introduciendo en la materia, en el nacimiento de esos poemas.
Después habló Inma Cañete, autora de estos textos y
protagonista, directa o cercana, de muchas de las situaciones que originaron
las poesías. Nos habló de los sentimientos, de lo que aquellas palabras
evocaban y de cómo surgió ese sueño que ha terminado materializándose en este
libro.
Allí dentro viven los recuerdos de un niño sobre su
abuela y el mar. Creo que todos podemos tirar de esos recuerdos, aunque no sean
en el mar y aunque no siempre sean con nuestra abuela.
La ilustradora, Isabel Martín, a quien presentaron
como una persona introvertida, terminó de conquistar mi alma con las
explicaciones sobre esos dibujos, sus bocetos, sus modificaciones y las muchas
imágenes, presentadas en la pantalla, que finalmente derivaron en los
magníficos dibujos que acompañan a los poemas. La conexión entre autora e
ilustradora fue inmediata; así nos lo explicaron y así se puede ver cuando te
internas en las páginas de “Mi abuela y el mar”, donde, a veces, puedes sentir
que la arena, cerca del mar, te está rozando los pies.
La música, aportada por Miguel Méndez y Rocío Méndez
me recordó al vaivén de las olas que acercaban y alejaban recuerdos, porque
“Todo es el mar”.
Mis sobrinos, Pablo y Luis, que me acompañaron en
esta aventura, salieron encantados. La parte institucional, los agradecimientos
y elogios iniciales se les hicieron un poco largos. Era su primera vez y esa
parte, si no conoces el entorno ni el contexto, se les escapa a su
entendimiento y no les engancha. Después disfrutaron escuchando a Inma e Isabel
y visualizando los poemas y los dibujos en el ejemplar que yo había comprado
antes de entrar. Durante un rato, el libro pasaba de las manos de uno a las del
otro y sus cabezas se unían para ver conjuntamente el texto y las imágenes de
las que en ese momento se estaba hablando. Pablo, que es el mayor, se lanzó a
participar y contó, allí arriba, en el escenario y detrás de un micrófono, uno
de sus recuerdos sobre su abuela y el mar. Para mí fue muy especial, es mi niño
y se lanzaba a una nueva aventura. Salió diciendo: Hola, yo soy un niño… bueno, como se puede ver, soy un niño. Esto
lo dijo porque todos los demás que habían salido a contar alguno de sus
recuerdos, eran adultos y él tenía que dejar claro la importancia de que él es
un niño.
Tras algunos comentarios más, de Inma, cada uno de
los que había compartido con nosotros algunos de sus recueros, y a los que les
regalaron un ejemplar, leyeron un poema del libro mientras Rocío y Miguel
ponían música al momento.
Durante toda esa actividad el otro “mi niño”, Luis,
permanecía sentado en mis rodillas. Su vergüenza le imposibilitó salir al
escenario, pero disfrutó, totalmente emocionado cuando veía a Pablo, a quien
habitualmente imita en todo, allí subido.
Al finalizar, autora e ilustradora, firmaron
ejemplares, y allí estaban mis dos “piezas” dando sus nombres y mirando
asombrados, cómo ambas les dedicaban unas palabras en sus libros, que al llegar
a casa mostraron a sus padres.
Para mí fue un rato de disfrute pleno y para ellos
su primera experiencia en la presentación de un libro.
Enhorabuena, Inma e Isabel.
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